Cuba
tiene un renombre internacional por la fabricación de puros habanos,
unos cigarros cuya larga tradición de excelencia se fundamenta en su
artesanía, que conlleva la misma atención al detalle llevada a cabo por
los mejores productores de vino o por la elaboración de los perfumes más
prestigiosos.
Esta
tradición se remonta a siglos de existencia y es la autentica
responsable de la calidad incuestionada del producto más famoso de Cuba:
el habano. Ciertamente, los nombres de Cohiba, Montecristo, Romeo y
Julieta, Hoyo de Monterrey y H. Upmann, son familiares para todo connoisseur que se precie.
Tal
tradición se basa en el mejor cultivo de tabaco del mundo, las mejores
plantas y, naturalmente, las mejores hojas, así como en las celebres
habilidades de sus cultivadores y artesanos. Cada uno de estos
magníficos puros es la creación de no menos de ciento sesenta
operaciones sucesivas, y cada una de ellas remite al trabajo de un
artesano, empezando por el cultivo del tabaco y terminando por el
ejemplar definitivo.
La
historia de esta tradición empieza mucho antes de la llegada de
Cristóbal Colon a América en 1492; se remonta a los primeros habitantes
de la isla: los indios Tainos. De hecho, el término “tabaco” es la
palabra que usaban los Tainos para nombrar el cigarro, los largos
cilindros de hoja que usaban para liar y fumar las hojas secas de
tabaco. El termino fue apropiado por los colonizadores, hasta significar
la misma planta de tabaco, aunque en Cuba actualmente el termino de
usa en su sentido original. Sin embargo, el “tabaco” de los indios solo
era un prototipo primitivo de lo que posteriormente sería el cigarro.
El puro, tal y como es llamado habitualmente, fue inventado por los españoles en el siglo XVII.
El elemento clave de tal invención consistía en el doble rollo de hojas de tabaco que da su forma reconocible al cigarro: la capa, u hoja exterior, y el tirulo, u hoja interior, que envuelven la tripa, el relleno de tabaco que contiene el puro.
Seguramente,
la innovación más importante de los españoles fue la introducción de
una especie más aromática de plantas que descubrieron en Méjico. Tal
hoja superior, Nicotiana tabacum, sustituyo a las especies
indígenas, y es el autentico ancestro del noventa por ciento de todas
las variedades de tabaco que se consumen actualmente en el mundo.
Durante siglos, la industria del tabaco fue monopolizada por Sevilla, que dependía del cultivo de la Nicotiana tabacum de
Cuba. Los cultivadores cubanos estaban por lo tanto obligados a
restringirse a la producción local de cigarros, que algunas veces
exportaban mediante los marineros que pasaban por La Habana. A pesar del
monopolio de Sevilla estos productos locales se fueron haciendo
conocidos como los mejores del mundo y no fue hasta 1821 que se
estableció la primera industria local de tabaco, cuando España permitió
finalmente a los cubanos exportar sus propios productos.
Actualmente, la comercialización de los productos habanos está exclusivamente en manos de la empresa Habanos S.A. una
empresa mixta cubana propiedad a partes iguales de Cubatabaco, empresa
propiedad del Estado Cubano, y Altadis, empresa española propiedad del
grupo inglés IMPERIAL TOBACCO GROUP PLC y su objeto social es la
comercialización de todos los productos tabacaleros cubanos y de otros
productos vinculados a estos, tanto en Cuba como en el resto del mundo,
dentro de los que resaltan los mundialmente conocidos habanos.
Muy lindo artículo, en verdad el Habano es una obra de arte y sus tierras son únicas para la expresión que se obtiene del tabaco negro.
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