jueves, 22 de septiembre de 2011

El Humidor

La función principal de un humidor es primordialmente mantener la humedad relativa en su interior de manera constante con la finalidad de conservar en óptimo estado nuestros apreciados tabacos, debemos escoger uno que esté un poco por encima de nuestras exigencias de almacenaje, preferiblemente de cedro español en su interior. 



   
¿Es necesario que el humidor cierre herméticamente?

El tabaco de los cigarros “respira”. Consumen oxígeno y emiten gases en el aire que los rodea. Por eso es importante que los humidores se aireen regularmente para que tengan todo el aire que necesitan. Los humidores deben cerrar lo suficiente como para mantener el nivel de humedad interno, por lo tanto un cierre hermético no es necesario ni recomendable.

Si el humidor no se abre por largos períodos de tiempo, se puede mantener el nivel de oxígeno colocando una cerilla bajo la tapa del humidor. Luego, solo se debe verificar que el humidor puede mantener el nivel de humedad constante. 
  

Niveles óptimos de humedad

El nivel de humedad relativa para almacenar cigarros es entre 68% y 74% aproximadamente, con el fin de que los sabores normales de los habanos evolucionen mejor. De igual forma, este nivel permite el encendido uniforme del puro. Con la humedad del 70% y una temperatura de 18ºC (64°F), el aire contiene aproximadamente 10 gramos de agua por cada metro cúbico de aire. En tales condiciones, el cigarro puede absorber la cantidad ideal de humedad que corresponde al 14% de su peso.

Los habanos secos son frágiles y se consumen más rápido porque no contienen la suficiente humedad natural y el sabor resulta mucho más agresivo y amargo. Por el contrario, los cigarros puros con más humedad de la necesaria se consumen de forma desigual y tienen un sabor más pesado y ácido.

Existen algunos aficionados que aprecian estas modificaciones en el sabor de los puros e intencionalmente los almacenan en ambientes más o menos húmedos, de acuerdo con sus preferencias. En el 65-75% de los casos, los cigarros puros pueden almacenarse por largos períodos de tiempo sin ningún problema, aunque se debe tener precaución de no exceder el nivel de humedad de 80% porque el cigarro comenzaría a enmohecerse y a pudrirse.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Probando y Compartiendo...

Por qué la creación de este Blog?...

Comparto con un grupo de amigos "degustadores investigativos" de los Puros, Tabacos y Habanos ubicados entre Upata y Puerto Ordaz en el Estado Bolívar, siempre tratando de degustar lo mejor del mundo de los buenos tabacos y ahora para compartir ésta experiencia voy a plasmar períodicamente mi opinión muy personal de cada uno de los tabacos que fume para así dar mi humilde aporte a aquellas personas que comparten o estén interesadas en compartir el placer de Fumar un buen Puro.



 En un ambiente agradable, desde que estás en camino hacia Upata están dadas las condiciones de tranquilidad que busca cualquier fumador de puros para disfrutar de la fumada, pronto estaré publicando experiencias y opiniones tanto de los apreciados tabacos como tips o consejos asociados a éstos.


La historia del Habano

Cuba tiene un renombre internacional por la fabricación de puros habanos, unos cigarros cuya larga tradición de excelencia se fundamenta en su artesanía, que conlleva la misma atención al detalle llevada a cabo por los mejores productores de vino o por la elaboración de los perfumes más prestigiosos.
Esta tradición se remonta a siglos de existencia y es la autentica responsable de la calidad incuestionada del producto más famoso de Cuba: el habano. Ciertamente, los nombres de Cohiba, Montecristo, Romeo y Julieta, Hoyo de Monterrey y H. Upmann, son familiares para todo connoisseur que se precie.

Tal tradición se basa en el mejor cultivo de tabaco del mundo,  las mejores plantas y, naturalmente, las mejores hojas, así como en las celebres habilidades de sus cultivadores y artesanos. Cada uno de estos magníficos puros es la creación de no menos de ciento sesenta operaciones sucesivas, y cada una de ellas remite al trabajo de un artesano, empezando por el cultivo del tabaco y terminando por el ejemplar definitivo.

La historia de esta tradición empieza mucho antes de la llegada de Cristóbal Colon a América en 1492; se remonta a los primeros habitantes de la isla: los indios Tainos. De hecho, el término “tabaco” es la palabra que usaban los Tainos para nombrar el cigarro, los largos cilindros de hoja que usaban para liar y fumar las hojas secas de tabaco. El termino fue apropiado por los colonizadores, hasta significar la misma planta de tabaco, aunque en Cuba  actualmente el termino de usa en su sentido original. Sin embargo, el “tabaco” de los indios solo era un prototipo primitivo de lo que posteriormente sería el cigarro.


El puro, tal y como es llamado habitualmente, fue inventado por los españoles en el siglo XVII.
El elemento clave de tal invención consistía en el doble rollo de hojas de tabaco que da su forma reconocible al cigarro: la capa, u hoja exterior, y el tirulo, u hoja interior, que envuelven la tripa, el relleno de tabaco que contiene el puro.



Seguramente,  la innovación más importante de los españoles fue la introducción de una especie más aromática de plantas que descubrieron en Méjico. Tal hoja superior, Nicotiana tabacum, sustituyo a las especies indígenas, y es el autentico ancestro del noventa por ciento de todas las variedades de tabaco que se consumen actualmente en el mundo.

Durante siglos, la industria del tabaco fue monopolizada por Sevilla, que dependía del cultivo de la Nicotiana tabacum de Cuba. Los cultivadores cubanos estaban por lo tanto obligados a restringirse a la producción local de cigarros, que algunas veces exportaban mediante los marineros que pasaban por La Habana. A pesar del monopolio de Sevilla estos productos locales se fueron haciendo conocidos como los mejores del mundo y no fue hasta 1821 que se estableció la primera industria local de tabaco, cuando España permitió finalmente a los cubanos exportar sus propios productos.


Actualmente, la comercialización de los productos habanos está exclusivamente en manos de la empresa Habanos S.A. una empresa mixta cubana propiedad a partes iguales de Cubatabaco, empresa propiedad del Estado Cubano, y Altadis, empresa española propiedad del grupo inglés IMPERIAL TOBACCO GROUP PLC y su objeto social es la comercialización de todos los productos tabacaleros cubanos y de otros productos vinculados a estos, tanto en Cuba como en el resto del mundo, dentro de los que resaltan los mundialmente conocidos habanos.